viernes, mayo 07, 2010

“Las águilas”, de Manuel Silva Acevedo







Dormir cubierto de águilas
Sentir el peligro en las sienes dormidas
como un fuego de alarma
Mis ansias desmayadas duermen en el valle
Más abajo, donde ruedan los astros en desastre,
cae mi mano sorprendida entre objetos inquietantes
hasta que este riesgo poderoso palpa mi cabeza,
madre de mi locura

Todo hombre duerme a la vera de su estampida,
es que este temor trae adormecimiento
Entre tanto sueño y escándalo de sueños
el águila practica torpemente
con las alas abiertas

Desde hace mucho tiempo madre
desgarro en jirones tu belleza,
tu rostro insoportable que olvidé
enrolándome como artista de feria
y cada lugar era más aterrador y más lejano

Las águilas vigilan mi desidia
con ellas podría volar
casi sin muerte a cuestas
y eres tú madre viscosa
quien hurga con sus largos dedos en mi corazón
cuando las fétidas y silentes
me levantan en vilo

Tu presencia me asalta
y el estallido de mis fuerzas
son estas águilas que perturban mi sueño

Soñé que mi mano entraba a saco en el secreto
y al despertar mi cabeza y mis manos
eran rojas y vivas
Soñé que hablaba entre los hombres
y desperté dando graznidos y cloqueando
Soñé que estaba tan lejos de mi cuerpo
que no poder acercarme hizo explotar mi corazón
Al despertar ocupaba mi lugar entre las otras
junto a ti madre cruel y misteriosa






en Perturbaciones, 1967












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