miércoles, junio 10, 2009

“El jardín de las rosas”, de Saadi

Selección






La caridad

Un ladrón deslizóse en la choza de un ermitaño, y no hallando nada que robar, se entristeció. Consternado de ser la causa de este contratiempo, el anacoreta robó un tapiz y lo envió al instante al delincuente.




La verdad

En la región de Karabagh, topé con un ermitaño.

-Padre mío –le dije-, enséñame una verdad absoluta.

Y respondióme:

-Ve, y sé paciente como la tierra. Si no, sepulta todos los libros que te ilustraron.




El sueño

Cuando me haya dormido para siempre, quiero se coloque bajo mi testa esa bolsita que contiene, con un poco de tierra de Kerbela, el pequeño rollo de seda en que caligrafié, entre cipreses áureos, todos los nombres secretos que daba a Naziad mientras mi mano recorría su cuerpo esbelto y ondulante.




La paciencia

Un filósofo habíase apasionado de una joven doncella que le insultaba a menudo.

Un día le observé:

-Sé muy bien cuánto amas a esa doncella. Pero déjame decirte que es indigno de un filósofo tolerar lo que toleras.
-¡No me censures más! –murmuró-. Es más fácil para mí soportar sus caprichos que verme privado de ella.

Un sabio escribió: “Cuando tu esposa te injurie, imagínate que se dirige a su propia madre”.




El idiota

Cierto visir tenía un hijo idiota. Lo mandó estudiar con un sabio, a quien dijo:

-Encárgate de este niño. Tal vez se torne inteligente.

Durante algunos meses, el sabio enseñó al joven, pero sin resultado. Decepcionado, optó por escribir al padre: “Tu hijo continúa idiota, y yo también me convertí en idiota”.

No laves tu perro siete veces en el mar. Sólo conseguirías que oliese peor. Si alguien llevara a la Meca el asno de Jesús, sería igualmente un asno a su regreso.




El ciprés

Propusieron a un filósofo la cuestión siguiente:

-De todos los árboles que el Señor creó, sólo uno es estéril: el ciprés. ¿Cómo interpretar esta excepción?

Y respondió:

-Todos los árboles, menos el ciprés, dan frutos. A veces, por virtud de estos frutos, nos deslumbran. Otros, despojados de hojas, nos apenan. El ciprés no da fruto; mas luce perennemente verde. He aquí el símbolo del hombre libre.

No entregues tu corazón a lo efímero. El Tigris atravesará Bagdad mucho tiempo aun después de la muerte del califa. Si eres rico, sé generoso como la palmera. Si eres pobre, sé libre como el ciprés.






Chiraz, año 656 de la Hégira











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