viernes, junio 26, 2009

“Danza ferviente, entre las briznas de eucaliptus…”, de Aciro Luménics






Someone tell me why
Did you have to go
And leave my world so cold.

Michael Jackson


Ese paseo sobre la pradera,

en el cementerio, envuelto en rojo y negro,

los dientes crecidos, las uñas,

el pelaje, la luna llena, el aullido,

la risa que estruendó la inexperiencia;

los cuatro o cinco pasos que aprendimos,

la luz estroboscópica, 

las caricias en medio de la noche...


En un cuarto de hotel, a los catorce, 

a dos cuadras de los trenes en Chillán, 

al ritmo de tu voz,

de esa extraña forma de decir las cosas.

 

Una noche eterna de la lluvia, 

la primera desnudez.

Cuatro adolescentes

embobadas ante nuestro estilo

de Travolta parodiado entre bemoles,

calcetines a la vista, entre saltitos

y entrañables giros;

nuestros brazos, esa luz y el campo 

que atraviesa ante la sombra de inocencia 

que nos queda.


La turba enloquecida en el Nacional.

El morbo, la envidia;

te tildaban de manojo retirado, 

sobre el escenario ante la duda de los dobles

que lanzabas a cumplir 

con los tediosos shows tercermundistas.

Dobles fieles, esos guardias,

que circundan tu fragilidad,

tu soledad, tu inocencia progresiva, antisocial.


Esa tarde en el Lido te buscamos en la imagen, 

pero no llegaste; te escondiste en el baúl, 

atemorizado de tantos ojos sobre ti,

de una visión absurda,

de ese paradigma esquivo que entendiste.

 

Silencio zen. 

Silencio sostenido.

La secuencia rápida, el género rasgado,

timbre o resentimiento.

La rima aparatosa. 

Máscara. Afección. Vacío.

Una apreciación confusa.

Incisión y movimiento angelical. 

Gravedad imposible.

Zapatos negros. Calcetín dorado. Un guante.

Camiseta blanca desgarrada 

y el sombrero entreverado.


Ya no dormirás de lado, en el aerómetro.

Ya no soñarás con mundos subterráneos,

ríos congelados de color plateado,

ni animales que se escapan de las jaulas.

 

Ya no buscarás el borde, 

donde el tiempo se hace polvo

y se fragmenta el pensamiento.

 

Ya no escindirás tu cuerpo, imagen, proyección.

Ya no exigirás el espectáculo vacío en Londres.

No te rodearás de gente que reclama

un gesto mínimo de su héroe.


Ya no estás solo,

observando desde arriba,

tu mansión dorada, 

esos discos que jamás mostraste a nadie,

música entonada y olvidada de inmediato

en los paseos sobre el bote.

En ese risco abandonado en el que ahora te acomodas,

mientras la siguiente melodía se evapora, 

solo, muy despacio.


Sin pudor;

luz y sombra al mismo tiempo.

Sin temor;

la gente extraña que se goza en la costumbre.

Sin espacio;

el genio que se fue, que está dormido,

entre juguetes que no hieren

y que sueña, 

recostado entre celestes nubes de algodón.



Jueves 25 de junio, 2009





Michael Jackson en Münich, 1997: "You are not alone"

http://www.youtube.com/watch?v=R9DDTiPzJCk











1 comentario:

Anónimo dijo...

Si alguna vez miras hacia atrás
y no te gusta lo que ves
hay una cosa de debes saber
tú tienes un lugar a donde ir,
tienes un lugar a donde ir.....