lunes, enero 12, 2009

Entrevista a Jim Morrison, de Lizzie James






Lizzie: Creo que los seguidores de The Doors te ven a ti mismo como un salvador, el líder que los hará libres de una vez. ¿Cómo te sientes al respecto? Es una carga pesada, ¿no es así?
Jim: Es absurdo. ¿Cómo puedo volver libre a alguien que no tiene el valor suficiente para ponerse de pie solo y declarar su propia libertad? Creo que es una mentira. La gente dice que quiere ser libre, que la libertad es la cosa más sagrada y valiosa que un hombre puede poseer. ¡Pero eso es mentira! La gente tiene miedo de ser libre: ellos mismos se atan a sus cadenas. Tratarán de pelear con cualquiera que trate de romper esas cadenas. Ésa es su seguridad... ¿Cómo esperan que yo o alguien más los libere si ellos realmente no quieren ser libres?

¿Porqué piensas que las personas temen la libertad?
Pienso que la gente se resiste a la libertad porque están aterrados de lo desconocido. Pero esto es irónico... lo desconocido fue alguna vez muy conocido. Es donde nuestra alma pertenece... la única solución es confrontarlo, confrontarte a ti mismo, con el mayor de los miedos imaginables. Exponte a tu más profundo miedo. Después de eso, el miedo no tiene poder, y el miedo a la libertad retrocede y se desvanece. Tú eres libre.

¿Qué quieres decir exactamente con la palabra “libertad”?
Hay distintas clases de libertad. La que más me importa es la que me impulsa a ser lo que realmente soy. Tú vendes tu realidad por un papel, un rol. Vendes tus sentimientos por un acto. Eliminas tu habilidad para sentir, y en cambio, te pones una máscara. No puede haber ninguna gran revolución a escala a menos que haya una revolución personal, en un nivel individual. Tiene que pasar desde adentro primero. Tú puedes sacarle la libertad política a un hombre y no lo lastimarás, a menos que le quites su libertad para sentir. Eso puede destruirlo.

¿Pero cómo puede alguien tener el poder para quitarte tu libertad para sentir?
Algunas personas se rinden a su libertad voluntariamente, con mucho gusto, pero otros son forzados a rendirse a ella. La prisión comienza con el nacimiento. La sociedad, los padres, ellos se niegan a que mantengas la libertad con la que naciste. Hay muchas maneras sutiles para eliminar una persona de su astucia a sentir. Uno ve que todos a tu alrededor han destruido su verdadera naturaleza de sentir. Tú imitas lo que ves.

¿Estás diciendo que somos, en efecto, educados para defender y eternizar una sociedad que despoja a las personas de su libertad de sentir?
Seguro... maestros, líderes religiosos, hasta amigos, o los que se hacen llamar amigos, toman la antorcha allí donde tus padres la dejaron. Ellos demandan que debemos sentir sólo lo que ellos quieren y esperan de nosotros. Demandan que sintamos tan sólo los sentimientos que quieren y esperan de nosotros. Somos como actores, desatados en este mundo para vagar en busca de un fantasma... eternamente buscando por la mitad semi olvidada de una sombra de nuestra propia realidad perdida. Cuando otros demandan que nos convertimos en la persona que ellos quieren que seamos, nos forzaran a destruir quienes realmente somos. Es una manera sutil de asesinar... hasta los mejores padres y parientes perpetran este homicidio con sonrisas en sus rostros.

¿Piensas que es posible para alguien liberarse a sí mismo de estas fuerzas represivas a su modo, totalmente solo?
Nadie puede ganar esa libertad por ti. Tienes que hacerlo por ti mismo. Si tú buscas a alguien más para que lo haga por ti, alguien fuera de ti, sigues aún dependiendo de otros. Todavía eres vulnerable para esas represivas, demoníacas fuerzas exteriores, también.

¿Pero no es posible para las personas que quieren esa libertad, unirse, combinar sus fuerzas, quizás sólo para fortalecerse junto a otros? Tiene que ser posible.
Los amigos pueden ayudarnos. Un verdadero amigo es alguien que te da la total libertad para ser tú mismo, y específicamente para sentir. O para no sentir. Cualquier cosa que te pase para sentir en el momento está bien con ellos. A eso es lo que el amor verdadero apunta, dejar que una persona sea lo que realmente es... la mayoría de las personas te aman por lo que pretendes ser... para mantener su amor, debes seguir aparentando, actuando. Es verdad, estamos atrapados en una imagen, un acto, y lo más triste es, que la gente le da uso a esa imagen, crecen atados a sus máscaras. Ellos aman sus cadenas. Olvidan todo acerca de quienes son realmente. Y si tú tratas de recordárselos, te odiarán por eso, ellos sentirán que estás tratando de robarles su más preciada posesión.

Es irónico. Es triste. ¿Es que acaso no pueden ver que lo que tú estás tratando de mostrarles es el camino a la libertad?
La mayoría de la gente no tiene idea de lo que se está perdiendo. Nuestra sociedad tiene un valor supremo en el control, escondiendo lo que sientes. Nuestra cultura se burla de las “culturas primitivas” y se vanagloria a sí misma de la supresión de los impulsos y los instintos naturales.

En muchos de tus poemas, tú admiras abiertamente a la gente primitiva, Indios, por ejemplo. ¿Quieres decir que no es el ser humano en general, sino nuestra sociedad en particular la que está enferma?
Mira cómo las otras culturas viven, pacíficamente, en armonía con la tierra, los bosques, los animales. Ellos no construyen máquinas de guerra ni invierten millones de dólares en atacar a otro país cuyas ideas políticas no coinciden con las propias.

Vivimos en una sociedad enferma.
Es verdad... y una parte de la enfermedad es no estar conscientes de que estamos enfermos... Nuestra sociedad posee demasiadas cosas, demasiado a lo que aferrarse, y la libertad está recién al final de la lista.

¿Pero no hay algo que un artista pueda hacer? Si tú no te sientes como un artista, que pueda realizar algo, ¿cómo puedes seguir?
Les ofrezco imágenes. Conjuro recuerdos de la libertad que todavía pueden ser alcanzadas. Pero me limito a abrir las puertas: no puedo empujar a la gente a través de ellas. No los puedo liberar a menos que ellos quieran ser libres, más que cualquier otra cosa. Quizás la gente primitiva ha tenido menos basura a la que atarse. Una persona tiene que estar dispuesta a deshacerse de todo, y no me refiero solamente a las posesiones. Toda la basura que nos han enseñado, de todo el lavado de cerebro de la sociedad. Tú tienes que dejar todo lo que no te deja atravesar al otro lado. La mayoría de las personas no están dispuestas a hacer eso.










en Creem Magazine, 1981,
aunque efectuada en 1970.













1 comentario:

samuel dijo...

gracias por esta aportación, un saludo