miércoles, junio 18, 2008

"Esperando a Godot", de Samuel Beckett

2 fragmentos





I

VLADIMIR.- ¿Has leído la Biblia?
ESTRAGÓN.- La Biblia... (Reflexiona.) La he echado un vistazo, seguramente.
VLADIMIR.- (Sorprendido.) ¿En la escuela laica?
ESTRAGÓN.- Cualquiera sabe si lo era o no.
VLADIMIR.- Debes confundirla con la cárcel.
ESTRAGÓN.- Quizá. Recuerdo los mapas de Tierra Santa. En colores. Muy bonitos. El Mar Muerto era azul pálido. Nada más mirarlo, me entraba sed. Pensaba: «Ahí iremos a pasar nuestra luna de miel. Nos bañaremos. Seremos felices.»
VLADIMIR.- Tenías que haber sido poeta.
ESTRAGÓN.- Lo he sido. (Señalando sus harapos.) ¿Es que no se nota? (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Qué estaba diciendo?... ¿Cómo sigue tu pie?
ESTRAGÓN.- Se está hinchando.
VLADIMIR.- ¡Ah, sí, ya caigo!: la historia de los ladrones. ¿La recuerdas?
ESTRAGÓN.- No.
VLADIMIR.- ¿Quieres que te la cuente?
ESTRAGÓN.- No.
VLADIMIR.- Así matamos el tiempo. (Pausa.) Éranse dos ladrones crucificados al mismo tiempo que el Salvador. Se...
ESTRAGÓN.- ¿El qué?
VLADIMIR.- El Salvador. Dos ladrones. Se dice que uno de ellos fue salvado, y el otro... (Busca la expresión contraria.) .. condenado.
ESTRAGÓN.- Salvado, ¿de qué?
VLADIMIR.- Del infierno.
ESTRAGÓN.- Me voy. (Queda quieto.)
VLADIMIR.-Y, sin embargo... (Pausa.) ¿Cómo es posible que...? Supongo que no te aburro.
ESTRAGÓN.- No escucho.
VLADIMIR.- ¿Cómo es posible que, de los cuatro evangelistas, sólo uno cuente los hechos de esta forma? No obstante, los cuatro estaban allí; vamos..., no muy lejos. Y sólo uno habla de un ladrón salvado. (Pausa.) Bueno, Gogo: de vez en cuando podías meter baza.
ESTRAGÓN.- Escucho.
VLADIMIR.- De los cuatro, sólo uno. De los otros tres, dos ni siquiera lo mencionan, y el tercero dice que ambos lo insultaron.
ESTRAGÓN.- ¿A quién?
VLADIMIR.- ¿Cómo?
ESTRAGÓN.- No entiendo nada... (Pausa.) Insultar, ¿a quién?
VLADIMIR.- Al Salvador.
ESTRAGÓN.- ¿Por qué?
VLADIMIR.- Porque no quiso salvarlos.
ESTRAGÓN.- -¿Del infierno?
VLADIMIR.- ¡No, hombre, no! De la muerte.
ESTRAGÓN.- ¡Bueno!, ¿Y qué?
VLADIMIR.- Que los dos debieron ser condenados.
ESTRAGÓN.- ¡Ah!, ¿sí?
VLADIMIR.- Pero el otro dice que uno se salvó.
ESTRAGÓN.- Vaya, no están de acuerdo; nada más.
VLADIMIR.- Allí estaban los cuatro. Y sólo uno habla de un ladrón salvado. ¿Por qué creer a uno más que a los otros?
ESTRAGÓN.- ¿Quién lo cree?
VLADIMIR.- Pues todos. Sólo se conoce esa versión.
ESTRAGÓN.- La gente es tonta.



II

VLADIMIR.- Eres un hombre difícil, Gogo.
ESTRAGÓN.- Lo mejor sería separarnos.
VLADIMIR.- Siempre dices lo mismo. Y siempre vuelves. (Silencio.)
ESTRAGÓN.- El único remedio sería matarme, como el otro.
VLADIMIR.- ¿Qué otro? (Pausa.) ¿Qué otro?
ESTRAGÓN.- Como billones de otros.
VLADIMIR.- (Sentencioso.) A cada cual, su cruz. (Suspira.) Dure lo que dure, el final llega pronto.
ESTRAGÓN.- Mientras, intentemos hablar sin exaltarnos, ya que somos incapaces de estarnos callados.
VLADIMIR.- Es verdad, somos incansables.
ESTRAGÓN.- Es para no pensar.
VLADIMIR.- Está justificado.
ESTRAGÓN.- Es para no escuchar.
VLADIMIR.- Tenemos nuestras razones.
ESTRAGÓN.- Todas las voces muertas.
VLADIMIR.- Es como un ruido de alas.
ESTRAGÓN.- De hojas.
VLADIMIR.- De arena.
ESTRAGÓN.- De hojas. (Silencio.)
VLADIMIR.- Hablan todas al mismo tiempo.
ESTRAGÓN.- Cada una para sí. (Silencio.)
VLADIMIR.- Más bien cuchichean.
ESTRAGÓN.- Murmuran.
VLADIMIR.- Susurran.
ESTRAGÓN.- Murmuran. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Qué dicen?
ESTRAGÓN.- Hablan de su vida.
VLADIMIR.- No les basta haber vivido.
ESTRAGÓN.- Es necesario que hablen.
VLADIMIR.- No les basta con estar muertas.
ESTRAGÓN.- No es suficiente. (Silencio.)
VLADIMIR.- Es como un ruido de plumas.
ESTRAGÓN.- De hojas.
VLADIMIR.- De cenizas.
ESTRAGÓN.- De hojas. (Largo silencio.)
VLADIMIR.- ¡Di algo!
ESTRAGÓN.- Estoy buscando de qué hablar. (Largo silencio.)
VLADIMIR.- (Angustiado.) ¡Di cualquier cosa!
ESTRAGÓN.- ¿Qué hacemos ahora?
VLADIMIR.- Esperamos a Godot.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡Qué difícil resulta!
ESTRAGÓN.- ¿Y si cantaras?
VLADIMIR.- No, no. (Piensa.) Lo que hay que hacer es empezar de nuevo.
ESTRAGÓN.- Eso no me parece difícil, desde luego.
VLADIMIR.- Lo difícil es el comienzo.
ESTRAGÓN.- Se puede comenzar con cualquier cosa.
VLADIMIR.- Sí, pero hay que decidirse.
ESTRAGÓN.- Es verdad. (Silencio.)
VLADIMIR.- ¡Ayúdame!
ESTRAGÓN.- Estoy buscando algo que decir. (Silencio.)
VLADIMIR.- Cuando se busca, se oye.
ESTRAGÓN.- Es verdad.
VLADIMIR.- Eso impide encontrar.
ESTRAGÓN.- Así es.
VLADIMIR.- Impide pensar.
ESTRAGÓN.-A pesar de todo, se piensa.
VLADIMIR.- De ninguna manera, es imposible.
ESTRAGÓN.- Ya está, contradigámonos.
VLADIMIR.- Imposible.
ESTRAGÓN.- ¿Te parece?
VLADIMIR.- Ya no hay peligro de que pensemos.
ESTRAGÓN.- Entonces, ¿de qué nos quejamos?
VLADIMIR.- Lo peor no es pensar.
ESTRAGÓN.- Claro, claro, pero eso ya es algo.









1952



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